miércoles, 1 de febrero de 2012

El Agujero en la Pared

Hay un agujero en la pared, cada día se agranda un poco mas. Al principio nadie lo vio hasta que poco a poco se hizo notar.

La pared es de ladrillo, ni tan delgada ni tan gruesa, solía haber un ladrillo sobre otro y poco a poco se fueron perdiendo. Al primer día tan solo faltaba uno. La pared miraba, todos los días hacia la calle. Veía pasar a niños, a parejas, a adultos y a cualquier clase de persona. La pared lo observaba todo, los golpes y los gritos, los besos y los abrazos.

El muro fue lo único que miro aquella violación hace tantos años, la pared es la única que recuerda aquel anillo de diamante que uso un joven para proponerle matrimonio a su esposa, pareja que después de tantos años esta por divorciarse. Es lo único que recuerda aquel asalto y el ultimo beso de una pareja que llevaba tantos años de casados antes de que a el le diera un paro cardiaco.

Tantas historias en aquella calle, la lluvia de tantos días. Los niños jugando a las escondidas, las tantas caídas al aprender a andar en bici. Las miles ventas de droga a altas horas de la noche, a los mismos niños que alguna vez se escondieron. Todo ello solo lo recuerda la pared, aquel muro que nunca duerme.

Esa pared de ladrillo rojizo, en medio del callejón. El muro posterior de una casa, con treinta metros de altura y una reja en la parte superior. No mucha gente ha pasado por el callejón, pero a todas ellas la pared las recuerda y con todas ellas hay un pedazo de pared. Un ladrillo tomado hace mucho tiempo. Un ladrillo que llenaría cada hoyo, una forma de suplir lo que cada quien ha tomado desde hace tanto tiempo en esta calle de la ciudad.

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