lunes, 26 de marzo de 2012

Esperanza

Mientras veo el cielo oscuro, de esta noche sin nubes. La luna, brilla sin iluminar, aquel gran espejo sostenido por la gravedad. Hay cientos de luces que caen, como estrellas fugaces sobre este planeta azul. La destrucción en las calles es algo sin igual, cientos de meteoritos que caen sin preguntarle a nadie, en donde deben caer. No le responden ni a Dios.

Poco a poco los edificios se derrumban, fueron tantas piedras estelares, que nadie pudo hacer nada. El mundo semi-destruido, explosiones por todos lados, todas las construcciones del hombre destruidas. La tecnología ceso de existir, junto con cualquier indicio de vida.

Poco a poco murieron los animales, se fueron los caballos y las jirafas. Se extinguieron los delfines y las ranas, le dijeron adiós a las águilas y los halcones. Se fueron las rosas y los tulipanes, murieron los arboles con frutos y todos los vegetales. La vida como la conocía, todo el mundo, ceso de existir en un breve momento.

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El tiempo ha pasado, ya no hay nadie que recuerde aquel fatídico final de toda la humanidad. Curiosamente, incluso, ya no hay nadie.

Hasta que de pronto un día, entre cientos de escombros de lo que alguna vez fue. En algún lugar donde alguna vez existió una tienda de ropa y una de aparatos electrónicos, de lo pronto una planta surgió. Y aunque en ese momento no había nadie que la nombrara algún día lo habría, porque con ella había renacido la esperanza.

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